Por: Adriana Pineda Robayo
PhD©- Tutor del Programa 'Todos a Aprender'
Actualmente el sistema
educativo colombiano se ha visto obligado a establecer una serie de
estrategias, planes y programas orientados al aseguramiento de la calidad del servicio educativo, y que de paso, le permitan cumplir con estándares internacionales que buscan
medir la efectividad de las políticas que emprende como parte del adecuado
desarrollo de sus funciones. Tal es el
caso del Programa Todos a Aprender, que
a partir del plan sectorial
del Ministerio de Educación Nacional “Educación de
calidad, el camino para la prosperidad”
20102014, busca la transformación de
la calidad educativa en todos los niveles, desde la primera
infancia hasta la educación superior, desde la perspectiva de mejorar los
aprendizajes de los estudiantes de básica primaria (de
transición a quinto) en lenguaje y matemáticas
del país, de establecimientos educativos que muestran desempeño
insuficiente.
Un
actor fundamental en la exitosa operacionalizacion del programa Todos a
aprender lo constituyen los docentes tutores, quienes desde su rol dinamizador del programa están llamados a
sumir un
papel cada vez más propositivo en cuanto al concepto de calidad que
oriente su quehacer en las instituciones educativas , así como el liderazgo en
la construcción de sus propios modelos de gestión de la calidad y que estos
transversalicen todas sus acciones, buscando la articulación entre los
parámetros epistemológicos ontológicos, axiológicos y metodológicos que le dan
sentido a sus prácticas y lo que
encuentran en la realidad de las instituciones del departamento del
Atlántico, y que necesariamente debe verse materializado en procesos de transformación
social.
El asumir el rol de tutor implica
necesariamente un proceso de reflexión desde
la perspectiva de autoevaluar e
investigar para transformar.
La discusión en torno a
la posibilidad de analizar la realidad y darle respuesta a estos interrogantes genera
la necesidad de desarrollar procesos constantes de auto evaluación, no en el
sentido técnico de definir, ponderar y verificar los indicadores y factores
asociados con la calidad, sino en el sentido de la búsqueda de la excelencia
académica mediante la construcción colectiva de conocimientos, como clave para
el ejercicio de la responsabilidad social del programa.
Este proceso de
autoevaluación debe partir de aclarar la apuesta interpretativa desde la cual
estamos hablando de calidad en la educación, “calidad una palabra de carácter
polisémico definida como lo excepcional, consistencia del producto,
cumplimiento de una misión, satisfacción de las necesidades del cliente,
transformación de la persona” (Albornoz 1996)
Es evidente que en el
afán por alcanzar determinados estándares de calidad, el concepto mismo se ha
visto diluido en interpretaciones e imaginarios reduccionistas que lo asocian a
ideas empresariales como eficiencia, eficacia y pertinencia, olvidando
elementos como el impacto mismo de los programas que se ofrecen, en la sociedad, es posible afirmar entonces que no existe una clara definición o acuerdo
sobre lo que significa la calidad, y menos aún lo qué implica evaluarla, medirla o evidenciarla en
la formación tanto de los estudiantes, como de los programas creados para tal
fin. Como consecuencia de lo anterior se observa un interés desmesurado por cumplir con una
serie de acciones y estrategias referidas al aspecto meramente técnico,
observable, medible y cuantificable, tanto de los programas como de las
instituciones, y se configuran como los referentes de un concepto de calidad
centrado en acciones.
Limitar
el concepto de calidad a referentes de carácter técnico resulta insuficiente y hasta inadecuado, pues
la verdadera calidad se refleja en los procesos de desarrollo humano que facilitan
las herramientas necesarias a los estudiantes, a los docentes y en general a
todos los actores de la comunidad educativa, para que sean capaces de poner en
escena sus capacidades analíticas, creativas o propositivas buscando la
resolución de un problema que les presenta su cotidianidad.
“No es suficiente con tener las
mejores acciones de difusión, los mejores resultados, o los mejores
estudiantes, lo cual es sin duda necesario, lo fundamental es contar con una
definición cualitativa sobre las opciones de educación que se buscan en función
del país que se quiere construir” (Pabón 2002)
A
este nivel es importante repensar el concepto de calidad desde el cual se está
desarrollando el programa todos a aprender,
desde la posibilidad de que trascienda de procesos académicos,
administrativos, técnicos y operativos hacia el establecimiento de un horizonte
claro en torno a cómo estos se proyectan sobre la sociedad, y su realidad
educativa, a través de una adecuada articulación entre la pedagogía, la docencia y la función formativa
del programa.
La
importancia de generar espacios de reflexión en torno a las realidades y contextos de las
instituciones educativas, plantea la posibilidad de fortalecer los referentes
del programa como herramientas de una práctica realmente pertinente y
contextualizada, planear desde la realidad para lograr la transformación. “Lograr que estos procesos
de transformación se vean reflejados en un programa de alta calidad implica
tener una postura clara relacionada con la vida, la sociedad y la cultura de
quienes van a participar de dicha propuesta” (Peralta, 2005); además, lleva
a la necesidad de establecer
esquemas de comprensión, de significado y sentido en relación con el
contexto, asumiéndolo como herramienta
para ofrecer claridad sobre el referente que orienta la propuesta. “Decidir
de qué se está hablando es una especie de apuesta interpretativa” (Eco, 1995).
En este sentido la responsabilidad social del
programa Todos a aprender obliga a plantear transformaciones, pensadas desde el
microcosmos del programa mismo, en el
que el concepto de calidad este centrado en primera instancia, como lo plantea
Carlos Vasco (2006) en la sensibilización de los docentes encargados de los
programas, respecto de lo que es
realmente importante para el desempeño de los estudiantes, el significado de lo
que ellos enseñan en el mundo real y la posibilidad de solucionar problemas
aplicando conocimientos, desde el desarrollo de un currículo útil no solo para
el trabajo escolar sino para la vida real, y en este sentido nuestra
preocupación por la gravedad del problema relacionado con el aprendizaje de
lectura y la escritura en las
instituciones educativas del departamento demanda el ejercicio de acciones
contundentes diseñadas desde la perspectiva de realidad, que nos permitan pensar
en el impacto del programa Todos a Aprender, y fortalecer en los docentes que
hacen parte de las comunidades de aprendizaje
su posibilidad de asumir una posición reflexiva y critica en torno a los
supuestos que orientan su quehacer, permitiéndole re significar y transformar
su trabajo de acuerdo a las necesidades de su realidad, en un proceso constante
de cualificación y búsqueda de nuevas respuestas “cuanto más aprendamos a hacer algo de determinada manera, más
incapaces nos volvemos de hacerla de otra, sin actualización nos volvemos incapaces de transformar “
(Martínez, 2009).
En Conclusión el Programa Todos a Aprender somos
todos y estamos llamados desde los diferentes sectores, MEN, SED, formadores,
tutores, rectores, coordinadores y docentes a repensar nuestro quehacer en pos
de un objetivo común, hacer que nuestra labor alcance altos niveles de
pertinencia social. “Una docencia es de
calidad cuando evidencia un quehacer con
pertinencia para el contexto, pero también cuando el docente está en condiciones de transformar ese mismo
contexto, que incluye lo organizacional, profesional y social” (Tobón, 2006).
BIBLIOGRAFIA
Tobón, T. S. (2006). Competencias en la educación
superior: Políticas hacia la calidad. Bogotá: ECOE.
Martínez, B. A., & Universidad Pedagógica
Nacional (Colombia). (2003). Lecciones
y lecturas de Educacíon: Maestría en educación : Universidad Pedagógica
Nacional. Bogotá, D.C: Universidad Pedagógica Nacional.
Eco, U., & Collini, S. (1995). Interpretación y sobreinterpretación.
Cambridge: Cambridge University Press
Escóbar, . P. S. (2002). Condicionalidad externa y
desarrollo: Evaluando la Estrategia Boliviana de Reducción de la Pobreza.
La Paz, Bolivia: CEDLA, Proyecto Control Ciudadano.
Peralta, E. (2007). Prospectiva de oferta y demanda
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Albornoz, M. E., Kreimer, P., Glavich, E., &
Universidad Nacional de Quilmes. (1996).Ciencia y sociedad en América
Latina. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes.
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