miércoles, 11 de septiembre de 2013

El desafío de crear programas de “Calidad” para mejorar la calidad el Programa ‘Todos a Aprender’

Por: Adriana Pineda Robayo PhD©- Tutor del Programa 'Todos a Aprender'
Actualmente el sistema educativo colombiano se ha visto obligado a establecer una serie de estrategias, planes y programas orientados al aseguramiento de la calidad  del servicio educativo, y que de paso,  le  permitan cumplir  con estándares internacionales que buscan medir la efectividad de las políticas que emprende como parte del adecuado desarrollo de sus funciones.  Tal es el caso del Programa Todos a Aprender, que a partir del  plan sectorial  del Ministerio de Educación  Nacional  “Educación  de calidad,  el  camino para  la  prosperidad” 2010­2014,  busca  la transformación de la calidad educativa en todos los niveles, desde la primera infancia hasta la educación superior, desde la perspectiva de mejorar los aprendizajes de los estudiantes de básica primaria (de transición a quinto) en lenguaje y matemáticas del país, de establecimientos educativos que  muestran desempeño insuficiente.
                                                   
Un  actor fundamental en la exitosa operacionalizacion del programa Todos a aprender lo constituyen los docentes tutores, quienes desde su rol  dinamizador del programa están llamados a sumir  un  papel cada vez más propositivo en cuanto al concepto de calidad que oriente su quehacer en las instituciones educativas , así como el liderazgo en la construcción de sus propios modelos de gestión de la calidad y que estos transversalicen todas sus acciones, buscando la articulación entre los parámetros epistemológicos ontológicos, axiológicos y metodológicos que le dan sentido a sus prácticas y lo que  encuentran en la realidad de las instituciones del departamento del Atlántico, y que necesariamente debe verse materializado en procesos de transformación social.

El asumir el rol de tutor implica necesariamente un proceso de  reflexión desde la perspectiva de autoevaluar  e investigar para transformar.

La discusión en torno a la posibilidad de analizar la realidad y darle respuesta a estos interrogantes genera la necesidad de desarrollar procesos constantes de auto evaluación, no en el sentido técnico de definir, ponderar y verificar los indicadores y factores asociados con la calidad, sino en el sentido de la búsqueda de la excelencia académica mediante la construcción colectiva de conocimientos, como clave para el ejercicio de la responsabilidad social del programa.

Este proceso de autoevaluación debe partir de aclarar la apuesta interpretativa desde la cual estamos hablando de calidad en la educación, “calidad una palabra de carácter polisémico definida como lo excepcional, consistencia del producto, cumplimiento de una misión, satisfacción de las necesidades del cliente, transformación de la persona” (Albornoz 1996)

Es evidente que en el afán por alcanzar determinados estándares de calidad, el concepto mismo se ha visto diluido en interpretaciones e imaginarios reduccionistas que lo asocian a ideas empresariales como eficiencia, eficacia y pertinencia, olvidando elementos como el impacto mismo de los programas que se ofrecen,  en la sociedad, es posible afirmar entonces  que no existe una clara definición o acuerdo sobre lo que significa la calidad, y menos aún lo  qué implica evaluarla, medirla o evidenciarla en la formación tanto de los estudiantes, como de los programas creados para tal fin. Como consecuencia de lo anterior se observa  un interés desmesurado por cumplir con una serie de acciones y estrategias referidas al aspecto meramente técnico, observable, medible y cuantificable, tanto de los programas como de las instituciones, y se configuran como los referentes de un concepto de calidad centrado en acciones.

Limitar el concepto de calidad a referentes de carácter técnico  resulta insuficiente y hasta inadecuado, pues la verdadera calidad se refleja en los procesos de desarrollo humano que facilitan las herramientas necesarias a los estudiantes, a los docentes y en general a todos los actores de la comunidad educativa, para que sean capaces de poner en escena sus capacidades analíticas, creativas o propositivas buscando la resolución de un problema que les presenta su cotidianidad.

“No es suficiente con tener las mejores acciones de difusión, los mejores resultados, o los mejores estudiantes, lo cual es sin duda necesario, lo fundamental es contar con una definición cualitativa sobre las opciones de educación que se buscan en función del país que se quiere construir” (Pabón 2002)

A este nivel es importante repensar el concepto de calidad desde el cual se está desarrollando el programa todos a aprender,  desde la posibilidad de que trascienda de procesos académicos, administrativos, técnicos y operativos hacia el establecimiento de un horizonte claro en torno a cómo estos se proyectan sobre la sociedad, y su realidad educativa, a través de una adecuada articulación entre la  pedagogía, la docencia y la función formativa del programa.  
La importancia de generar espacios de reflexión en torno a  las realidades y contextos de las instituciones educativas, plantea la posibilidad de fortalecer los referentes del programa como herramientas de una práctica realmente pertinente y contextualizada, planear desde la realidad para lograr la  transformación. “Lograr que estos procesos de transformación se vean reflejados en un programa de alta calidad implica tener una postura clara relacionada con la vida, la sociedad y la cultura de quienes van a participar de dicha propuesta” (Peralta, 2005); además, lleva a la necesidad de establecer esquemas de comprensión, de significado y sentido en relación con el contexto,  asumiéndolo como herramienta para ofrecer claridad sobre el referente que orienta la propuesta. “Decidir de qué se está hablando es una especie de apuesta interpretativa” (Eco, 1995).
En este sentido la responsabilidad social del programa Todos a aprender obliga a plantear transformaciones, pensadas desde el microcosmos del  programa mismo, en el que el concepto de calidad este centrado en primera instancia, como lo plantea Carlos Vasco (2006) en la sensibilización de los docentes encargados de los programas,  respecto de lo que es realmente importante para el desempeño de los estudiantes, el significado de lo que ellos enseñan en el mundo real y la posibilidad de solucionar problemas aplicando conocimientos, desde el desarrollo de un currículo útil no solo para el trabajo escolar sino para la vida real, y en este sentido nuestra preocupación por la gravedad del problema relacionado con el aprendizaje de lectura y la escritura en  las instituciones educativas del departamento demanda el ejercicio de acciones contundentes diseñadas desde la perspectiva de realidad, que nos permitan pensar en el impacto del programa Todos a Aprender, y fortalecer en los docentes que hacen parte de las comunidades de aprendizaje  su posibilidad de asumir una posición reflexiva y critica en torno a los supuestos que orientan su quehacer, permitiéndole re significar y transformar su trabajo de acuerdo a las necesidades de su realidad, en un proceso constante de cualificación y búsqueda de nuevas respuestas “cuanto más aprendamos a hacer algo de determinada manera, más incapaces nos volvemos de hacerla de otra, sin actualización  nos volvemos incapaces de transformar “ (Martínez, 2009).
En Conclusión el Programa Todos a Aprender somos todos y estamos llamados desde los diferentes sectores, MEN, SED, formadores, tutores, rectores, coordinadores y docentes a repensar nuestro quehacer en pos de un objetivo común, hacer que nuestra labor alcance altos niveles de pertinencia social. “Una docencia es de calidad cuando evidencia un quehacer  con pertinencia para el contexto, pero también cuando el docente está  en condiciones de transformar ese mismo contexto, que incluye lo organizacional, profesional y social” (Tobón, 2006).


BIBLIOGRAFIA
Tobón, T. S. (2006). Competencias en la educación superior: Políticas hacia la calidad. Bogotá: ECOE.

Martínez, B. A., & Universidad Pedagógica Nacional (Colombia). (2003). Lecciones y lecturas de Educacíon: Maestría en educación : Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá, D.C: Universidad Pedagógica Nacional.

Eco, U., & Collini, S. (1995). Interpretación y sobreinterpretación. Cambridge: Cambridge University Press

Escóbar, . P. S. (2002). Condicionalidad externa y desarrollo: Evaluando la Estrategia Boliviana de Reducción de la Pobreza. La Paz, Bolivia: CEDLA, Proyecto Control Ciudadano.

Peralta, E. (2007). Prospectiva de oferta y demanda laboral en Sonora, 2005-2020. Tijuana, Baja California: El Colegio de la Frontera Norte.

Albornoz, M. E., Kreimer, P., Glavich, E., & Universidad Nacional de Quilmes. (1996).Ciencia y sociedad en América Latina. Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes.

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